Todo lo que nos ocurre es neutro. Somos nosotrxs a través de nuestras creencias quienes calificamos lo sucedido como positivo (nos gusta), negativo (nos remueve) o sentimos neutralidad. No es lo que nos ocurre, es lo que hacemos con lo que nos ocurre. Y todo tiene que ver con el momento vital que nos ocupe. La misma experiencia vivida con tiempo de por medio, nos la podemos tomar de forma completamente distinta. Evolucionamos, aprendemos, lo que experimentamos nos transforma. Y casi siempre es para mejor.
Y, ¿qué tiene que ver todo esto con Mindfulness?, palabras como serenidad, calma, se repiten entre las personas que practicamos mindfulness. La meta es: elegir como reaccionar ante una situación, o al menos observar como nos afecta, como nos hace sentir, intentar verlo desde otros puntos de vista y poder enfocarnos en la solución y no quedarnos ancladxs al dolor.
Lo impresionante es llegar a experimentarlo. Con la practica de mindfulness nuestro cerebro cambia, hay cambios morfológicos en el neocortex. En mi pasado curso, recuerdo a una alumna que me comentaba como había cambiado su actitud frente a los atascos, antes se enfadaba y lo pasaba mal, despues se dio cuenta de que lo mejor que podia hacer era aceptarlo, y ¡disfrutarlo! Y así es con todo.
La llave de la serenidad la tienes tu. Y es de uso exclusivo.